AQUEL 11 DE SEPTIEMBRE...

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Lo que todos podemos ver con nuestros propios ojos contradice total y rotundamente la versión oficial del suceso. Hay una explosión a ras de suelo que daña el primer piso del ala noroeste del edificio del Pentágono, provocando un incendio y el posterior derrumbe de los pisos superiores en un radio de pocas decenas de metros. Una explosión que no se corresponde a la de un impacto de un Boeing 757-200, un gigante de casi 48 metros de largo, 14 metros de altura y 38 metros de envergadura, con un peso cercano a las 100 toneladas, cargado con 50.000 litros de queroseno, que tendría que haberse lanzado en picado contra el suelo. Porque, según el lugar del presunto impacto, la explosión se produjo a ras de suelo, de tal manera que no afectó a los pisos superiores del edificio que resultan intactos en el momento de la explosión y, porque a menos de 150 metros del presunto lugar del impacto se alzan unas farolas que impiden alcanzar el edificio con vuelo rasante. Pero lo más asombroso de esta patraña es que no hay ni rastro del presunto avión ni restos del mismo. Ni en fotos ni en video alguno, incluido el que propagó el pasado 8 de marzo la CNN.
Es tan evidente la impostura y tan burda que no podemos menos que preguntarnos con asombro por qué no se atreve casi nadie a denunciarlo. Dejemos que respondan a esa pregunta los psicólogos de masas y los expertos en propaganda. Preguntémonos ahora qué supone rechazar la versión oficial del atentado contra el Pentágono. Supone, nada más y nada menos, que el Gobierno de los Estados Unidos de América miente. Que miente a los familiares de las víctimas, al pueblo americano y a todo el mundo. Y esa mentira atroz, infame, espantosa, nos hiela la sangre. Porque si son capaces de mentir así, todo lo que nos han contado sobre el 11 de septiembre no merece ya ningún crédito. Porque, ¿si no fue un avión?, y no lo fue, el que provocó la explosión del Pentágono, ¿qué fue capaz de burlar toda la seguridad del recinto militar más protegido del mundo la mañana de máxima alerta del siglo?
La respuesta a esa pregunta pone de manifiesto la verdadera realidad del acontecimiento y nos proporciona la clave para interpretar la partitura de los hechos. La cuestión es si tendremos la suficiente valentía de aceptar la terrible y espantosa verdad, la verdad que provoca vértigo y escalofríos, la verdad que destruye nuestras cómodas convicciones sobre la democracia americana. Porque es el miedo a reconocer que la Bestia pueda tener una cara tan familiar y entrañable lo que nos deja paralizados, sin aliento, y nos persuade a aceptar ansiosamente el calmante de la historia oficial. O eso, o la clandestinidad, la amenaza del ántrax, los asesinatos legales de la CIA, los juicios militares sin pruebas ni testigos, y si no basta, la Bomba Atómica. Porque tendrán que negarlo todo y silenciar toda disidencia. Porque ya no hay marcha atrás. Bush lo ha dicho bien claro: Es el Juicio Final.
Además, ha sido publicado un libro, La Terrible Impostura, en el cual Thierry Meyssan, presidente del Réseau Voltaire, denuncia toda la conspiración ocurrida en torno al 11 de septiembre. Publicamos el extracto publicitario que nos han proporcionado:
Las Autoridades americanas han pretendido hacernos creer que los daños sufridos por el Pentágono el 11 de septiembre de 2001 fueron causados por la caída contra el edificio de un avión de transporte Boeing 757 secuestrado. Esta mentira pretende esconder el hecho de que un atentado fue llevado a cabo por un grupo de las personas que tenían autorizado el acceso al Pentágono, y que el blanco no era el Departamento de Defensa en general sino el nuevo Centro de Mando de la Armada.
Las autoridades americanas también han mentido para esconder la existencia de una base confidencial de la CIA dentro del World Trade Center y sus actividades ilegales. Sobre todo, la mayoría de todos ellos han puesto grandes esfuerzos en ocultar las negociaciones llevadas a cabo entre George Bush y los prestidigitadores el 11 de septiembre, así como el acuerdo que se alcanzó en ese día. Con la ayuda de su agente contratado, Osama Ben Laden, ellos han encauzado la desesperación y el enojo de la opinión pública americana hacia las víctimas propiciatorias extranjeras.En su libro "L'Effroyable imposture", (La terrible impostura), Thierry Meyssan revela los secretos detrás de 9-11. Él analiza el cambio de poder dentro del establishment político americano y el crecimiento vertiginoso de los gastos militares. Él denuncia la agenda oculta detrás de la guerra en Afganistán y los objetivos confidenciales de la "Guerra en el Terrorismo".

Más información del ataque al pentágono : http://www.pentagonstrike.co.uk/pentagon_sp.htm#Main

Además:· 35.615 niños murieron de hambre el 11 de septiembre del 2001· Declaración desde Nueva York del "International Action Center" sobre los sucesos del 11 de septiembre de 2001·

El 11 de septiembre del 2001 el ejército americano llevó a cabo 4 simulacros bélicos (war games)

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